La cabeza de los profesionales de quirófano salva vidas (y también lo que la cubre)



Lucir el nombre y/o la profesión o cargo bien visibles en el gorro quirúrgico mejora la comunicación efectiva interpersonal en el quirófano, especialmente en el manejo de crisis, lo cual puede aumentar la seguridad de los pacientes y reducir muertes prevenibles, asegura un anestesiólogo australiano, cuya propuesta, viralizada en las redes con la etiqueta o hashtag #TheatreCapChallenge (Desafío del gorro quirúrgico), empieza a hacer eco en algunos hospitales de Latinoamérica.[1]

La iniciativa "disminuye la posibilidad de cometer errores y también es una manera agradable de llamar la atención de que los integrantes del equipo de cirugía somos seres humanos y falibles, por lo que necesitamos que las instituciones nos consideren como tales al momento de diseñar los procesos de atención a los pacientes", comentó a Medscape en español uno de sus principales impulsores en la región, el Dr. Ricardo Urtubia Valenzuela, anestesiólogo de la Clínica Vespucio de Santiago de Chile, quien desde hace meses porta orgulloso en su lugar de trabajo un gorro con su nombre, apellido y profesión, y motiva a sus pares a seguir el ejemplo.



Imprimir o bordar el nombre en los gorros quirúrgicos como estrategia para reducir los errores médicos es una propuesta original del Dr. Rob Hackett, anestesiólogo de varios hospitales de Sydney, Australia, quien dirige la organización sin fines de lucro, The PatientSafe Network.

El Dr. Hackett dice que lo inspiró la lectura de uno de los primeros libros exitosos de autoayuda, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie, publicado por primera vez en 1936. Carnegie escribió: "Recuerden que el nombre de una persona es para ella el sonido más dulce e importante que pueda escuchar en cualquier lenguaje".

"Cuanto más lo pensaba, más obvia y fantástica me parecía la idea", señaló el Dr. Hackett a BBC Mundo. "Crea una mejora en la atención al paciente y expone los marcos de atención médica en que nos basamos para resistirnos al cambio".[2]

La idea se empezó a diseminar. Una página de The PatientSafe Network muestra fotos de profesionales de 83 hospitales que se sumaron al #TheatreCapChallenge y ya lucen sus gorros con nombre. La mayoría es de Australia y Reino Unido, pero también hay de Francia, Holanda, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Dinamarca, Singapur y Etiopía. En Latinoamérica, la Clínica Vespucio y el Hospital del Salvador, en Santiago de Chile, así como un hospital de Porto Alegre, Brasil.

En tanto, usuarios de España y México están en el top 5 de quienes compartieron el hashtag #TheatreCapChallenge, con 10,7% y 3,6% de los tuits, respectivamente, según la herramienta de tendencias Hashtagify.

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