Hemorragias: este simple dispositivo podría salvar tu vida.
El traje inflable antigravedad de la década de 1940 evitó que los pilotos de combate perdieran el conocimiento al evitar que la sangre se les acumulara en sus piernas. Ese invento inspiró el uso de los pantalones médicos “antishock” que se utilizaron entre los años 50 y 70 para estabilizar a los pacientes con hemorragias mediante el desplazamiento de la sangre de los miembros inferiores a los órganos centrales.
A fines de la década de 1970, el doctor Noam Gavriely, un joven oficial médico de las Fuerzas de Defensa de Israel, encontró varios problemas técnicos y logísticos con los pantalones “antishock”: se necesitaban dos personas y varios minutos para colocarlos y, cuando se retiraban, la presión sanguínea del paciente podía sufrir una peligrosa inmersión.
Tras finalizar el servicio militar, Gavriely se convirtió en un impetuoso inventor de dispositivos médicos. Su último invento, el HemaShock, logra el mismo objetivo que aquellos pantalones pero de forma más rápida y sencilla, sin la necesidad de la presión de aire.
Presentado en noviembre de 2018 en el mercado a un precio de 175 dólares, el dispositivo creado en Israel consiste en un anillo elástico de silicona envuelto en un tejido de tela. Para aplicarlo, un médico puede enrollarlo en la pierna del paciente en sólo 30 segundos, sin necesidad de quitarle los pantalones. Se enrolla de forma gradual para evitar una caída repentina de la presión arterial.
Para un paciente en estado de shock por la pérdida de sangre, HemaShock actúa como un dispositivo de autotransfusión que redirige la sangre de una o ambas piernas (aproximadamente medio litro por pierna) hacia los órganos esenciales.
El procedimiento es mucho más rápido que una transfusión y no requiere de sangre donada. Además, de ser necesario, también puede actuar como un torniquete para una hemorragia en una pierna aunque no pretende reemplazar a los torniquetes tradicionales.
Según Gavriely, HemaShock también puede salvar a los pacientes en un paro cardíaco no traumático.
Un estudio británico recientemente publicado en The New England Journal of Medicine mostró que menos del 16 por ciento de las personas tratadas por un paro cardíaco fuera de un hospital llegan a la sala de emergencias con un corazón funcional y que la gran mayoría de ese escaso porcentaje no sobrevive.
Gavriely firma que la decepcionante tasa, a pesar de los tratamientos de emergencia como la RCP, la desfibrilación eléctrica y la adrenalina, se debe principalmente a que el corazón dañado no contiene suficiente sangre para ser bombeado con las compresiones torácicas externas.
“En cambio, HemaShock toma la sangre de las piernas y la traslada al núcleo. El corazón se llena con la propia sangre del paciente y al mismo tiempo se evita que las piernas reciban flujo sanguíneo. Así, las compresiones de RCP conducen la sangre al cerebro, corazón, riñones y otros órganos esenciales, que es exactamente lo que queremos”, explicó.
El HemaShock es, en realidad, una reinvención del exitoso dispositivo HemaClear que Gavriely creó para desplazar la sangre de las extremidades en una cirugía ortopédica. El dispositivo, desarrollado a principios de los años 2000, ya está a la venta en 42 países y se ha utilizado más de 1,2 millones de veces.
Gavriely utilizó los ingresos de las ventas de HemaClear para volver y profundizar en el campo que lo inspiró en primer lugar: la medicina de emergencia. La única diferencia entre HemaClear y HemaShock, además del embalaje, es que HemaShock no es estéril.
Ambos productos pueden permanecer colocados hasta dos horas sin generar ningún daño permanente en las piernas por la falta de circulación sanguínea.
El año pasado, el HemaShock fue presentado en la Feria Comercial Internacional Médica y fue vendido a nuevos clientes en Italia, Reino Unido y Corea del Sur. Aún se espera el resultado de los procesos de aprobación regulatoria en la Argentina y Brasil.
En los Estados Unidos, HemaShock está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como “torniquete de autotransfusión”, a la espera de que se realicen más ensayos clínicos para autorizar su uso de acuerdo con las indicaciones específicas del producto.
Según su creador, los ensayos con una pequeña cantidad de pacientes en el Centro Médico Eisenhower (California) “muestran resultados prometedores en casos de shock hemorrágico y paro cardíaco”. Sin embargo, se planean estudios más amplios.
Gavriely ha comercializado otros inventos médicos a lo largo de los años a través de las compañías Cardio-Acoustics (análisis cardiopulmonar), KarmelSonix (control de asma y tos) y ETView (visualización de tubos endotraqueales).
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